En la conferencia de Microsoft en el E3 2017, Project Scorpio por fin se mostró al público y desveló su verdadero nombre: Xbox One X. La consola, como podéis ver en el vídeo, sigue la línea estética de la familia Xbox One, aunque más próxima en diseño a Xbox One S que a la original, empezando por su (bienvenida) fuente de alimentación interna y sus dos 'pisos'. Aunque sean parecidas, Xbox One X es más pequeña, de hecho, es la consola más pequeña de todas las creadas por Microsoft hasta la fecha, y al mismo tiempo la más potente. Saldrá a la venta el 7 de noviembre de 2017 en todo el mundo y costará 499 €/499 $.
Xbox One X cuenta con 6 teraflops de capacidad de procesamiento gráfico, una GPU con 40 unidades de computación a medida a 1172 MHz, una CPU de 8 núcleos x86 (2,3 GHz), 12 GB de RAM GDDR5 (9 GB para los desarrolladores), un ancho de banda de memoria de 326 GB/s y un disco duro de 1 TB. Tiene, en palabras de Microsoft, "un 40% de potencia más que cualquier otra consola". Esta potencia se reflejará, por ejemplo, en su capacidad para que los juegos se vean a una resolución 4K nativa. También es compatible con HDR y con Dolby Atmos y monta un lector 4K UHD Blu-ray.
Microsoft reiteró que todos los juegos de Xbox One servirán en Xbox One X, al igual que los periféricos y accesorios. Más de setenta de esos títulos recibirán de forma gratuita una actualización para adaptarlos a las características de Xbox One X y que luzcan mejor. Entre ellos, Gears of War 4, Forza Horizon 3, Halo Wars 2, Final Fantasy XV, Resident Evil VII, Ghost Recon Wildlands y un largo etcétera.
El anuncio de la nueva consola vino acompañado de otra gran noticia para la familia Xbox. A partir de finales de año, se unirá al programa de la retrocompatibilidad la Xbox original. Así que, a los más de 400 juegos de Xbox 360 que ya hay en la lista (y más que irán llegando), se unirán otros clásicos, entre los que se incluirá Crimson Skies: High Road to Revenge.
*Imagen de cabecera propiedad de Microsoft