Tenía un profesor, no recuerdo ya si en segundo o en tercero de carrera, que alardeaba de haber sido corresponsal de ABC en París cuando aquel famoso “mayo del 69”. En realidad no alardeaba de eso. Creo que eso no le importaba demasiado. Lo hacía de no haber dedicado una línea en su periódico al famoso movimiento estudiantil porque no lo había considerado noticiable. Nos hablaba del criterio, pero en este caso a mí me sirve y me viene a la memoria por otra circunstancia. El tipo había entrevistado a muchas personalidades y ni siquiera François Miterrand le había pedido las preguntas por adelantado, decía mientras nos instaba a no hacer eso jamás; a no ceder ante ciertas presiones.
Evidentemente, toda esta 'batallita' viene al hilo de lo de Mithy y Espejo Canario. El medio dice que iba a entrevistar a nuestra estrella de la LCS, pero que decide no hacerlo porque le han pedido las preguntas por adelantado. En realidad, quitémonos la careta, lo que hacen es levantar una liebre que estaba ahí. Seguro que a este medio no es la primera vez que alguien le pide las preguntas por adelantado para una entrevista. La verdad es que, de un tiempo a esta parte, se ha convertido en costumbre y no precisamente sólo ejercida por ciertos estamentos. He salido a hacer varias de esas fidedignas encuestas a pie de calle y hasta ahí la gente de a pie te pide las preguntas por adelantado.
Vivimos en una sociedad de apariencias. Nuestras redes sociales rebosan fotos maravillosas llenas de pies totalmente espontáneos cargados de filosofía de bolsillo que podría firmar Paulo Coelho, o quizá ya lo haya hecho. Planificamos nuestras posturas en el bar y nuestra combinación de ropa de cada día. Estudiamos más lo que ven los demás que lo que debemos regar por dentro para crecer. Sí, a mí constantemente me piden las preguntas por delante. Sobre todo los que más temores llevan o los que menos firme se mueven en según qué terrenos. Y no, jamás he dado las preguntas por delante ni creo que haya que hacerlo. Miento, alguna vez (contadas con los dedos de una mano) he tenido que hacer entrevistas por correo electrónico. Y en ese caso sí, es obvio que es lo mismo que dar las preguntas por delante.
No se trata de que un periodista esté constantemente planificando encerronas a las personas a las que entrevista. La mayor parte de las entrevistas que uno hace en su carrera son amables, sencillas; preguntas que buscan respuestas que nos hagan saber más acerca de ciertas cosas. Si alguien teme una encerrona, quizás es que algo esconde. Se trata de tener la más mínima opción de, a través de unas preguntas que tengan aire de improvisadas, atisbar lo que hay detrás del personaje que las contesta. Se trata de que conceder el beneficio de estudiarse las preguntas de antemano puede restar espontaneidad a costa de un discurso preestablecido que normalmente suele ser eso, lo que decíamos antes, fachada.
En este caso me consta que Mithy no es así. Bueno, me consta a mí y nos consta a todos, porque el canario es un tipo inteligente, que sabe cuándo y cómo hablar, que lleva sus redes sociales como ya quisieran llevarlas muchos personajes públicos. En este caso entiendo que su petición, si existió, respondía a otra razón: no tener que volver a contestar a la retahíla de preguntas en torno a los esports hechas por gente que ni está dentro ni se ha trabajado el tema. Esas dichosas preguntas tipo “¿Y cuánto se gana con esto?”, “¿Y de verdad que se puede vivir de jugar videojuegos?”. Sí, lo clásico de “mira estos tipos que matan marcianitos a dónde han llegado”. Y, encima, hay que añadir el debate de cuñados que se está viviendo constantemente en el parlamento canario alrededor del deporte electrónico. Pues chico, qué queréis que os diga, con todo eso yo también hubiera preguntado que de qué va a ir la charla. Estando en cierto nivel, hay que seleccionar dónde te conviene salir y dónde no.
Y si fuera el medio en cuestión, haría exactamente lo que he hecho siempre que se me han pedido las preguntas por adelantado: decirle a la gente cuál es la intención de la entrevista y los temas que quiero tocar. Porque de nada me serviría tener preparada esa supuesta encerrona de periodista con cara de Jack Nicholson en El Resplandor, si resulta que al otro lado voy a encontrarme un muro; una respuesta estandarizada. Actuando así, sabes que siempre vas a depender de ti mismo para dar un giro en un momento determinado.
En fin, que da la sensación de que para el diario canario la historia ha sido una especie de huida hacia adelante. Aunque tranquilos, que todo pasa. Al final, aquel mayo del 69 quizá no mereció ser noticia al tener el mismo recorrido que las lágrimas en la lluvia.