La surrealista combinación de conceptos que propone Palworld está haciendo disfrutar a muchos streamers y a sus seguidores.
Dentro del mundo de los videojuegos hay ciertos géneros que presentan una característica bastante curiosa. El gran público no suele fijarse mucho en ellos, pero a cambio tienen una comunidad muy fiel que se mantiene bien informada sobre los nuevos lanzamientos y espera con ansias el momento de probarlos. Un ejemplo muy claro es el de los juegos de supervivencia.
En parte debido a ello, y desde hace varios años, estos títulos han brotado como setas. Sin embargo, el buen hacer de la mayoría de desarrolladoras ha impedido que el mercado se llene de juegos clónicos, pues cada una ha intentado dar personalidad a sus productos.
En algunos, como Subnautica o Breathedge, lo han hecho a través de la ambientación (el fondo del océano y el espacio, respectivamente). Grounded llevó esto al extremo, inspirándose en la película “Cariño, he encogido a los niños” para crear una divertidísima aventura cooperativa. Otros se han decantado por incluir niveles de realismo casi enfermizos que pueden espantar a muchos pero enamoran a los más tryhard, como por ejemplo DayZ o Project Zomboid.
Los creadores de Valheim prefirieron ofrecer al jugador una experiencia más benevolente, que le exige pero no penaliza tanto sus errores. Y Rust se lo jugó todo a la carta de un PvP tremendamente intenso donde puedes perder todo el fruto de horas de trabajo de la noche a la mañana. En sentido literal.