Las posibilidades de los jóvenes talentos

Los esports son un negocio, y como negocio, los resultados son importantes. Esta inevitable mentalidad lleva a muchos clubes a hacerse con jugadores potentes a golpe de talonario, intentando obtener la máxima rentabilidad en el mínimo tiempo. Los talentos emergentes en ocasiones pasan desapercibidos, pero este fin de semana, en la Honor Cup organizada por ESL, he conocido a uno de ellos, y quería contároslo.

Con el seguimiento y cobertura tanto de la CCGS como de la Superliga Orange de Clash Royale, conozco a casi todos los jugadores destacados a nivel nacional e internacional. Este fin de semana fui a cubrir la Honor Cup con libreta y móvil en mano, esperando ver a Soking o Miguelinho en las rondas finales. Cuál fue mi sorpresa al encontrarme a Gonchis, un jugador sin club, compitiendo por hacerse con el título y los 4.000 euros.

Gonchis compitiendo contra Juanxx, del Valencia CF
Gonchis compitiendo contra Juanxx, del Valencia CF

Gonchis superó los cuartos de final contra AdrianDP. Con un estilo agresivo, un carisma poco habitual, sobre todo debido a su gesticulación, y la capacidad de tomar decisiones rápidas y arriesgadas, llamó enseguida la atención de un público que no se lo esperaba.

Cometió un error que en otro torneo podría haber sido grave debido a la inexperiencia, ya que miró la pantalla de la retransmisión en un momento dado, aunque en la entrevista posterior nos explicó por qué lo hizo. Su rival, tras la explicación de ESL, consideró que no había sido determinante y le dio la partida por ganada. Sin más repercusión, consiguió vencer, y todo el mundo se quedó con su nombre.

Con ganas de volver a verlo, Gonchis subió de nuevo al escenario para competir en semifinales contra Juanxx, posterior campeón del torneo. En él encontró un rival mucho más duro, y cuando parecía que iba a caer, ocurrió esto:

Se arriesgó como solo un profesional lo haría, tomó la única decisión que podría hacerle ganar esa partida, y le salió bien. Hacía mucho que no veía un público tan entregado, y tengo que decir que a mí también me invadió esa emoción. Entre los gritos y los vitores, casi le pego un abrazo a Lucas Rojo con la euforia del momento, no os digo más. Terminó cayendo ante un excelente Juanxx, el más sólido del torneo, pero hizo vibrar al público de la mejor manera posible.

Clash Royale no es como el resto de los deportes electrónicos más famosos. Por repercusión empieza a acercarse, pero de momento su panorama competitivo está pasando por lo que otros como League of Legends pasaron hace años, aunque eso sí, de una manera mucho más rápida dada la situación actual de los esports, que están mucho más desarrollados. Los grandes fichajes están a la orden del día, pero todavía hay un hueco donde caben jóvenes y nuevas promesas, y es algo más accesible que en otros esports.

Tras ver su partido, no pude evitar acercarme para conocerlo. Su nombre es Gonzalo Escribano, y sus primeras declaraciones fueron cuanto menos divertidas: "He venido con mis amigos y las expectativas de pasar la mañana y tener una experiencia agradable, pero claro, no sabía que esto iba a acabar así".

Lo que empezó como una simple prueba terminó como una interesante posibilidad para él, que según nos cuenta, ya está recibiendo el interés de algunos clubes nacionales. "Estoy aquí porque quiero competir, me gusta este juego y me encantaría jugarlo a nivel profesional. Ya me han dicho que me llegarán ofertas de clubes, así que ya veremos hacia dónde vamos. Los chicos de Neverback son muy simpáticos, me han tratado bien y me parece un club muy agradable. Arctic también ha tenido contacto conmigo, pero de momento, nada serio".

La pregunta sobre el polémico giro para mirar la pantalla era inevitable, a lo que el jugador respondió que "quería ver si habían puesto mi clan. Estoy en un clan que no compite, y quería saber si habían puesto el nombre. No ha sido para ver el elixir, ha sido un milisegundo, habría sido imposible. Me han llamado la atención y he pedido disculpas porque ha estado muy mal hecho".

Rodeado de jugadores profesionales, Gonchi no pensaba que la diferencia de nivel fuera insalvable: "No creo que sean mucho mejores. Se que ellos probablemente entrenan más, y jugarán más en serio, pero yo también me lo tomo muy en serio y le dedico horas. No soy un jugador conocido, pero si un jugador persistente"

Seguiré su pista para saber si al final consigue fichar o no por un equipo nacional, pero como mínimo, todo esto me ha servido para volver a sentir esa pasión por los esports jóvenes, los que se alejan de los despachos y los contratos de miles de euros. Que oye, no están mal esos contratos, pero a veces está bien sentir esa pasión por el talento, la superación y la ilusión.

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