Con los creadores de contenido más populares dedicados a hablar de hipotecas, problemas sentimentales o hábitos saludables, el espíritu de Twitch en España se acerca más a una tertulia de El Hormiguero que a aquellas desbarradas pandémicas en Among Us.
¿Eres capaz de pensar en un stream realmente divertido que sucediera en los últimos 12 meses? Piensa en cómo están ahora mismo las cosas entre los capos de las audiencias: Xokas diciendo que es “de derechas en lo económico y de izquierdas en lo social”, Ibai haciendo sentadillas y paseando con un entrenador personal, Willyrex hablando de negocios (algunos notoriamente fallidos) o cambio de pañales, TheGrefg visitando santuarios y cafeterías, Illojuan y Masi en tendencias por su ruptura…
Lo sorprendente es que los nombres que mencionamos eran titanes incontestables de una nueva manera de entender el entretenimiento hace menos de un lustro. No eran, ni querían serlo, “la nueva televisión”: jugaban desde casa como cualquier chaval hacía con sus amigos, y daba la sensación de que podrían ser uno más en la pandilla del barrio, por una sencilla razón: lo eran.
El acuerdo de Ibai para fichar por G2 Esports era contar con la presencia de sus tres colegas, rescatados de la LVP. Grefg compartía casa con amigos del alma. Xokas emitía WoW desde un modesto cuchitril que lo humanizaba, y del que se podía decir “mira, es como yo”. Hasta donde sabemos, no han trascendido de su condición terrenal, pero sus estilos de vida y de stream les han alejado progresivamente de su potencial audiencia. Entre otras cosas, porque renegaban de la televisión, y acaban dando campanadas con veteranos del medio o recuperando programas mesopotámicos como el Un, Dos, Tres.
Y dirás: “han evolucionado”. Pues claro, y en muchas cosas se agradece. Las Veladas, los ESLAND, incluso los Squid Games o Marbella Vice, son acontecimientos que no tendrían la misma importancia de haberlos hecho sin el apoyo de marcas, grandilocuencia y las responsabilidades asociadas a estas. Hacerse mayor o estar arriba tiene un precio, porque no es lo mismo hacer las cosas que te den la gana que llevar escaleta, menciones y tener que cumplir horarios en recintos multitudinarios.
Con todo, hay creadores de contenido más fieles a sus orígenes, reconocibles en el día a día haciendo lo mismo que hace cuatro años, cuando la gran explosión creadora. Un espectador de Rubius o Auron que hubiera caído en coma en 2021 y despertara esta semana no se extrañaría de lo que hacen sus ídolos, aunque quizá le extrañara el interés que despierta el romance del de Badalona con Gemita.
A mí me da por pensar que, contrario a lo que dicen muchos streamers top, ahora es un buen momento para meterse en esto. Tienes, eso sí, que ofrecer algo diferente y por supuesto entretenido, que es al mismo tiempo lo más difícil del mundo. Diría que ni siquiera va a haber relevo generacional en Twitch o Kick, sino que el futuro está en formatos tipo TikTok, reels, shorts o un equivalente que todavía no existe. Lo que sea menos apoltronarse en viejos conocidos (con perdón).
Tampoco sería justo dejar de mencionar a gente que se atreve a stremear de manera distinta y que huelen a nuevo pese a ser relativamente veteranos. Pienso en Plex, que hasta se atreve a sacar pecho con Pablo Motos, Nil Ojeda y su insaciable instinto de ser ‘el raro’, y en menor medida en Mister Jägger, cómodo en su faceta de outsider experimental pero creo que con el honor de ser el primer creador —quizá en el mundo— que firma un libro en el que no hay dudas de que es el único autor.
A lo mejor es inevitable. Quizá no te puedes pasar la vida jugando con “cabras arcoiris de Minecraft”, guiño-guiño, igual que no ves el mundo igual a los 20 que a los 30, o que no aguantas igual salir con los colegas cuando tienes dos hijos esperándote en casa. El cachondeo no es el mismo. Creo que hasta cierto punto se acabó la fiesta streamer, pero tranquilos: saldrá otra. Y les interesará invitar a cuanta más gente mejor.