La DreamHack de Valencia me ha dejado muchos detalles que, recién llegado a la oficina, se pelean por ordenarse para cobrar un sentido unitario que quizá no tengan. Porque no tiene nada que ver la gratísima impresión que me han dejado en directo los narradores y comentaristas internacionales; con sus voces envolventes, con su estilo pulcro, sin pisarse y sin atropellarse entre ellos ni a las palabras; con otros detalles. Como el de Forest, de NIP, que le regalaba espontáneamente la camiseta a un bebé. O quizá sí, porque respondan ambos a la atmósfera que envolvía todo el recinto.
Pero quiero detenerme en lo más especial que me encontré. En un lateral, en larguísimas mesas poco iluminadas, se hacinaron durante dos días los 350 competidores de Hearhtstone. Allí, poco a poco, iban cayendo unos y pasando de ronda otros. Y como era complicado hacerse con información, me tocaba pasarme periódicamente para intentar seguir a los españoles. Siempre conté con la inestimable ayuda del Rider Dalesom, que fue además el que me presentó a Nothum, un muchacho tímido, pero siempre sonriente.
El sábado por la mañana, sabedor de que al terminar nuestro trabajo en la feria todavía se estaba decidiendo quiénes pasaban a estar entre los ocho finalistas, me fui directo a la zona de Hearthstone. Y allí, en una silla, mesándose los cabellos y acompañado por otro jovencísimo jugador español, estaba precisamente Nothum. Nos saludamos y me acerqué a sentarme con él. Tenía que jugar los cuartos de final y sólo me miraba, sonreía y decía: “Estoy nervioso tío”. No tenía muy claro qué decirle además de que confiase en él. Pero el otro jugador dió en el clavo. “No te preocupes”, le dijo muy espontáneamente; “el ruso está casi más nervioso que tú”. Y Nothum, que no conocía a su rival, siguió la dirección que le señalaba su compañero y ambos vimos que sí, que el ruso que no podía parar quieto y caminaba en pequeños círculos aislado del resto del mundo. Estaba definitivamente hecho un flan.
Antes que Nothum había jugado Hari Seldon. Lo cierto es que me preocupaba no ponerle cara al chico, porque mi intención era hacer el seguimiento completo al español que más lejos llegase y no podía permitirme el lujo de no tener una entrevista con él. Pero claro, es que Hari nunca había imaginado que llegaría hasta el sábado, así que se había tenido que marchar a su pueblo (Onda, en Castellón), y volver para jugar el Top8. Y jugó y desapareció, así que tuve que esperar hasta las semifinales para tenerle localizado.
Nothum cayó, sin perder ni la sonrisa ni la actitud y llevándose pescozones y golpes en la espalda de todos los jugadores de la comunidad. Hari pasó y alcanzó la final así, como quien no quiere la cosa, en su primer presencial y sin más equipo que sus Blue Dogs, amigos unidos por el nombre y el juego.
Hari Seldon no domina el inglés, así que allí estaba el Padre AKAWonder para acompañarle en la entrevista internacional. No habla inglés, pero es tremendamente espontáneo, expresivo. Como la comunidad Hearthstone española, que no tiene ni mucho menos el corazón de piedra. Había que verles a todos esperando a la puerta de la zona de retransmisión, esperando a que saliera su compañero con el premio, coreando su nombre. Había que estar allí para ver cómo le levantaban, le manteaban y le hacían bailar con ellos. Y Hari era feliz, porque no se lo creía. No se daba cuenta de lo que había hecho. Pero nosotros sí. Sí sabíamos que él, sus ojos tremendamente abiertos y los gritos y ánimos de los suyos, iban a quedarse como la mejor imagen de toda la Dreamhack.
Demasiado Corazón, cantaba Willy DeVille. Y sí, es justo eso. Demasiado corazón tiene la Hermandad Española del Hearthstone que mantiene firme aquello de que, si triunfa uno, triunfa el equipo.
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