La historia de Origen ha escrito otra línea singular en Leicester. Una línea corta, quizá construída simplemente con el sujeto, el verbo y el predicado. Quizá sin mucha belleza retórica. Una línea que no sabemos si se cierra con un punto final o con un punto y aparte. Y no lo sabemos porque han triunfado, porque sino todos pensaríamos que ya está, que qué necesidad hay, que casi era mejor dejar las cosas como estaban y no volver a remover ni el logo, ni el nombre, ni nada.
La presencia de Origen en la European Masters le ha dado un plus a la competición. Un extra que seguramente nazca del morbo. Porque cuando la organización ha querido ir mostrándonos uno a uno a los históricos miembros de este singular quinteto, da la sensación de que pensaban que iba a tener el efecto de la primera aparición del Balrog en El Señor de los Anillos. Fuego en la pantalla, excitación en las butacas. Y más bien vimos un efecto de ave fenix de Serie B, de uno de esos momentos de la serie “De culo y cuesta abajo” en los que Danny McBride estaba a punto de volver a dar un gran paso en el béisbol. No se veía en ellos más que un grupo de temporeros que otrora tuvieron calidad y habilidades, pero que llegaban en un momento incierto y con poco tiempo para crear sinergias grupales. Nadie daba un céntimo por ellos.
En las redes sociales de Movistar eSports, de hecho, quisimos lanzar la pregunta una vez que se supo que la semifinal iba a enfrentar a Origen con MAD Lions: ¿con quién vamos los españoles?
Nos sorprendió, al revelar los datos en The Gaming House, la diferencia que había entre un equipo y otro a favor precisamente de la organización con menos recorrido, con menos historia.
MAD Lions, desde su nacimiento, ha tenido claro lo que quiere ser y cómo serlo. Ha nacido ambicioso como proyecto, enfocado en lo deportivo, pero tratando muy bien todo lo extra que hace que crezca la base de seguidores. Sus jugadores cuidan sus redes sociales, interactúan y se dejan ver. El club cuida su imagen, algo que tiene muy claro Araneae, pero también cuida a sus seguidores creando líneas de ropa que se alejan de los modelos deportivos para acercarse a la calle. Sus uniformes están hechos para que te los pongas fuera. La imagen del equipo no puede ser mejor, proyecta ambición y paso firme.
Origen es todo lo contrario. Nace de xPeke, que es más una sombra, una idea, un mito, que alguien de carne y hueso. Le hemos visto, sí. Pero siempre apocado, tímido, alérgico a los focos y esquivo con los micrófonos. Algo así como un ´Mágico’ González al que tarde o temprano amaremos más por lo que hemos visto en vídeos o nos han contado que por lo que nos deje disfrutar en primera persona. Y Origen se parece a su semilla.
Ahora llega y se anota este triunfo en una competición nueva justo antes del nacimiento del ecosistema de franquicias en Europa. Deja en la cuneta al gran favorito justo antes de la gran decisión de Riot de a quién le ofrece plaza. No nos engañemos, los dos equipos españoles la quieren. Llega la gran pregunta: ¿se la ofrecemos al club organizado, con estructura, que cuida hasta el detalle cada aspecto y no sólo los que tienen que ver directamente con la Grieta; o nos inclinamos por el nombre con mayúsculas, por el resiliente guadianesco pero capaz de mover montañas sólo con guiñar un ojo a los románticos del LoL?