Firmas de opinión | MusambaN1

La impredecibilidad del estilo español

Somos un país reconocido y muy activo en cuanto a deportes electrónicos se refiere. No obstante, desde la versión 1.6 en Counter-Strike, no hemos tenido ningún equipo español que destaque ni logre estar entre los mejores equipos, independientemente del número de ‘tier’.

Después de tantos años, tengo muy claro que todo se basa en la educación y en la cultura que nosotros hemos tenido durante nuestra vida, y que por lo tanto, hay muchos momentos en los que preferimos dedicar tiempo a 'cualquier otra cosa' antes que sacrificarnos o esforzarnos al máximo en nuestro hacer. Esto también ocurre en CS:GO.

Como comentaba en mi primera columna, existen diferencias abismales entre por ejemplo, los jugadores nórdicos y nosotros. Ellos son jugadores más disciplinados y con mucho más temple. Sin embargo nosotros preferimos no ser tan serios y algo más flexibles a la hora de entrenar y competir.

Además tenemos un estilo totalmente opuesto al suyo: somos más agresivos, más dinámicos y sobre todo, impredecibles.

Por otra parte, también es verdad que nosotros no hemos tenido tantos recursos como ellos a lo largo de estos años. Conexiones potentes, centros de alto rendimiento, desplazamientos a eventos para adquirir experiencia, etc.

Este tipo de cosas hace que una gran cantidad de jugadores estén interesados en competir, y por ello en países como éstos es relativamente fácil crear un equipo o fichar nuevos jugadores con buenas aptitudes.

Esto último lo he podido corroborar una vez más después del fichaje de oW, nuestro jugador danés. Él cumple con todas estas teorías y es más, muchas veces se enfada con nosotros porque cree que deberíamos ser más serios por momentos en nuestro entrenamiento.

Como anécdota en un entrenamiento reciente, íbamos ganando con solvencia a nuestro rival y esto dio paso a que en algunas rondas posteriores nos salimos un poco del guión.

En este momento, oW solicitó pausa porque no le estaba gustando la actitud del equipo, y nos pidió que nos concentráramos, aunque pareciera que el rival era inferior. Terminamos perdiendo por 14 a 16.

Un ejemplo más, como otros tantos, que debe servirnos como lección para el presente y futuro.