Conocemos la historia de Lucas Ordóñez, piloto profesional que logró dar el salto de lo virtual a lo real disputando las 24h de Le Mans.
Lucas Ordóñez no tiene nick, pasa mucho tiempo al aire libre y en vez de camiseta, su equipo le da un mono de cuerpo entero. El suyo es un caso singular dentro de los esports: un jugador que ha entrenado tan duro que ha trascendido los límites de los deportes electrónicos. En 2008, mientras estudiaba un MBA, se enteró a través de una revista que PlayStation y Nissan organizaban una competición de videojuegos a nivel europeo, cuyo premio consistía en conducir un coche de carreras en una competición real. Todo formaba parte de la promoción del nuevo GT5 Prologue.
Tras practicar innumerables noches, se clasificó como representante español a la prueba definitiva. Los finalistas de cada país participante se desplazaron al circuito británico de Silverstone, donde tendrían que afinar sus dotes como conductores en un evento que se bautizó como GT Academy. En el mítico escenario automovilístico estarían bajo la tutela de reputados pilotos y expertos en diferentes áreas de la competición, y estos serían quienes decidieran quién se alzaba con el premio. Tras dos semanas de pruebas físicas, teoría y por supuesto conducción, Lucas fue el elegido para competir en las 24 Horas de Dubai junto al ex-piloto de Fórmula 1 Johnny Herbert.
Diez años después, y tras fichar por Nissan como piloto oficial, en su palmarés figuran trofeos como un tercer puesto en las carrera de resistencia de Spa - Francorchamps, segundo en Lemans, subcampeón en la categoría de GT4, y ganador de la Copa Intercontinental Le Mans y de la clase Pro-Am de la Blancpain Endurance Series.
Lo que comenzó como “una idea a medio camino entre una locura y una genialidad”, según los propios responsables de Nissan, ha terminado confirmando lo que muchos nos preguntábamos: si en los coches se puede dar el salto entre lo virtual y lo real.
Su amistad íntima con Kazunori Yamauchi, creador de Gran Turismo, sus experiencias al volante y el vínculo profesional que mantiene con PlayStation le da una perspectiva única sobre los deportes electrónicos.