¿Qué nos falta?
Una de las cuestiones que más me ha interesado desde que entré en los esports han sido las rutinas de preparación y entrenamiento de los jugadores. Hablo de ello con todos los que coincido; me interesa la labor del entrenador, cómo es su trabajo, cómo son sus análisis, hasta dónde llegan. Al final creo firmemente que la calidad innata no lo es todo. Es una base y todo lo demás, quizá en un 75%, es aprendido de esa forma machacona, pesada y dura que se impone con las rutinas.
Obsesionado con eso, enseguida me empecé a hacer la pregunta de porqué los jugadores españoles no ocupaban lugares de privilegio a nivel internacional, excepto más que honrosos nombres propios. Y, de nuevo al preguntar por esto, la respuesta que se me ha dado de forma casi unánime ha sido: falta trabajo.
La ausencia de trabajo, la clave
Digamos que, en parte, tiene su lógica. Hasta hace dos días vivir de esto en España era poco menos que imposible. Si destacabas y tenías la correspondiente dosis de estar en el sitio oportuno a la hora adecuada, salías y podías hacerlo. Pero quedándote en nuestro país, no. Entonces es lógico que los talentos poco a poco fuesen abandonando los juegos por mor del trabajo, los estudios y todo eso que necesitamos para empezar a labrarnos un futuro dentro del sistema. Y para mantener el contacto con la pasión de jugar, quedaban las noches. Hoy por hoy todo eso ya no vale. De ahí que los equipos que quieren optar a crecer estén intentando regular el trabajo de sus jugadores, muchos de los cuales no están acostumbrados a mantener ciertas rutinas en su día a día.
Esto, al final, sigue la misma línea evolutiva de otros deportes. Vemos hoy las figuras de futbolistas de los 80, o jugadores de baloncesto, incluso de la NBA, y nos damos cuenta de que el juego no es igual. Y eso debe ir llegando a los esports. Regular las horas de sueño está claro que aumenta el rendimiento. ¿Se acabó el mito de los ‘gamers’ jugando o haciendo streaming de madrugada? Desde luego que debería ir cambiando, al menos para los profesionales. El tema alimenticio es igual de importante. Mithy ya nos comentó en The Gaming House que cuando jugaba en Lemondogs uno de los grandes problemas había sido ese, el de la comida. Y también el del ejercicio.
Una rutina saludable de vida es importantísima
Con esas sencillas ayudas, cabe pensar en unas buenas rutinas de entrenamiento que trabajasen la técnica individual en gran medida para luego ponerla al servicio del equipo. Y ahí, por supuesto, aparecen las figuras de los analistas y entrenadores. La labor del cuerpo técnico está también muy en pañales en España. Es vox pópuli el escaso ascendente de ciertos entrenadores sobre sus jugadores, que apenas les hacen caso.
Junto a las mejoras del jugador, que cabe entenderlas como las mejoras técnicas necesarias en cualquier máquina, como la buena ventilación en los periféricos; es necesaria la labor de desarrollo de la figura del entrenador. Y para ello son más importantes que nunca ciertas figuras de jugadores que ya han cerrado, o están cerca de hacerlo, su etapa en activo; que son reconocidos como pioneros e incluso alcanzado cotas de realización importantes. Ellos son los que, con su conocimiento acumulado entre años de carrera y, sobre todo, su contacto con el exterior, donde los esports están más desarrollados, pueden enriquecer al jugador nacional desde su base, donde todos somos más permeables. No es casualidad que figuras como Ocelote o Araneae funcionen en los diferentes ámbitos que han elegido ocupar. En el Counter-Strike, estamos a la espera de que MusambaN1 o FlipiN den ese paso. Y hay figuras fundamentales, como Mixwell, que tienen claro que mañana pueden ser importantes en ese lado de la trinchera, el formativo, el referencial.
Al final, yo mismo me respondo la pregunta retórica que os hacía al comienzo. ¿Que qué nos falta? Disciplina de trabajo y una mejora profesional en las organizaciones y los roles. Al menos eso es lo que extraigo de mis conversaciones con la gente del sector. Seguiremos preguntando y seguiremos acumulando respuestas. Si alguno tiene otras, ya sabe dónde estoy.