Un supuesto tuit de Arigameplays (en estos tiempos nunca se sabe) abre un debate tuitero sobre la segunda pregunta más incómoda para los creadores de contenido: en dónde meten su dinero.
Si quieres cabrear a un youtuber/streamer/influencer, solo tienes que articular una sencilla sucesión de dos palabras: ¿Cuánto ganan? Desde el pudoroso y agradecido Ibai, que maneja ingresos de futbolista pero guarda sepulcral silencio, hasta el fogoso dispendio de Xokas y lo que invierte en lujosos inmuebles, se podría decir que hay gente pa tó. De lo que encontrarás apenas información es sobre cuánto gastan.
La cuestión la ha puesto sobre la mesa Arigameplays, quien cerró 2022 como la sexta creadora más popular de su Méjico natal con 7,3 millones de horas en su canal. Soltamos el dato (que es de StreamsCharts) porque a la mujer de JuanSGuarnizo no le suponemos una cuenta corriente de menos de seis cifras, y sin embargo parece opinar que el dinero es el dinero. Que nunca sobra, vaya.
"Decir 'ojalá hubiera ganado alguien que necesitara el dinero' es una ESTUPIDEZ", afirmaba un tuit con su firma sobre la victoria de SapNap en la segunda temporada de los Squidgames. Si alguna vez existió ese texto (vivimos en una época de constantes fakes) ahora está desaparecido, pero muchos seguidores lo dan por bueno.
"Todo el mundo necesita el dinero, la gente que tiene más dinero tiene gastos más grandes también", continuaba el mensaje en cuestión, cuya autoría no ha desmentido la mejicana. El remate es lo más: "A nadie le vienen mal dos millones de pesos" [unos 100.000 euros]. Y vaya si tiene razón.
Que el mensaje sea fake es casi lo de menos, porque sirve de excusa para recordar que hay un mundo paralelo en la élite de la creación de contenido donde puedes estampar un Aston Martin de 160.000 euros ("220.000 si lo hubiera comprado en España", explicó el afectado) y seguir con tu vida como si nada. Y si hablamos de millonadas por patrocinios primero de una empresa y luego de la de la competencia directa, no terminamos hoy.
Ni que decir tiene que lo de los derroches y la indiscreción no es la norma, pero basta con que un millonario de 20 años se compre un capibara con el fin "innovar en su canal de YouTube" para que la sombra de la sospecha oscurezca las inversiones de los streamers. Eso sí: en cuanto le ofrecieron a ese animalista redimirse del atentado ecológico pillando un vuelo a Tailandia, allá que se fue 72 horas después sin reparar en si estamos en temporada alta. Será a eso con lo que se refiere la frase de que los que más tienen gastan más...
El nuevo dilema, entonces, ya no es lo que ganan, sino lo que gastan y en qué. La actualidad financiera no deja de taladrar nuestros oídos y bolsillos con inflación, ostiones en la tarifa de la luz, gasolina a precio de whisky añejo y demás desgracias cotidianas como para frivolizar con que a nadie le vienen mal 100.000 pavos. Porque entonces pasas de la interrogación a la exclamación: ¡cuánto gastan!