Saca a su hijo del cole para que se dedique a Fortnite
"Deja la consola y ponte a estudiar". La eterna batalla entre padres e hijos, que lleva décadas retrasando la hora de la cena en millones de hogares por todo el mundo, ha llegado a una tregua insólita en una familia estadounidense. David Herzog, de 49 años y residente en un pueblo de Massachusetts, ha decidido que lo mejor que puede hacer su hijo adolescente es dejar de ir al cole y convertirse en un crack de Fortnite.
Jordan tiene 14 años y se hace llamar CRIMZ en el battle royale de Epic. Recibe clases online pero desde hace unos meses no va al instituto, ya que se ha impuesto —con ayuda de su padre— una rígida rutina de entrenamiento que oscila entre las 10 y las 14 horas de juego al día. ¿Su objetivo? Ser uno de los mejores del mundo y vivir de ello.
"Solo quiero ganar el suficiente dinero para no tener que trabajar el resto de mi vida", explica en una extensa entrevista al periódico Boston Globe. CRIMZ juega en un set gaming que le ha costado 30 000 dólares a su padre, que ha cancelado las vacaciones familiares para que Jordan se dedique en cuerpo y alma a entrenar.
"Le he educado para esto", aclara Dave. Desde que probó su primera consola a los 3 años, Jordan demostró gran habilidad en multitud de juegos, y su padre empezó a llevarlo a eventos de esports. "Vi que iba a ser una industria muy potente antes que nadie", continúa, y al salir CRIMZ victorioso en algunos torneos de Halo, Dave lo tuvo claro. "Fue más fácil apostarlo todo cuando empezó a ganar".
Cuando habla de apostarlo todo no solo se refiere solo a sacarlo del colegio. Jordan no sale de su cuarto ni para comer, ya que su padre le lleva la comida al cuarto de juegos, y cuando su madre intentó apuntarle a un cursillo de tenis, Dave se opuso enérgicamente. "No lo permitiré antes del mundial. Podría lesionarse". Según la entrevista del Boston Globe, CRIMZ estaba de acuerdo en esto.
La familia ha tenido que enfrentarse a la oposición de sus vecinos y especialmente los profesores de Jordan. Dave cuenta en la entrevista que su hijo "aprende más de los videojuegos que de los libros", y reconoce haber enviado una carta al director del instituto de Jordan donde le indicaba sus logros en los deportes electrónicos, el dinero ganado y las expectativas que tenían para los próximos meses. "A Jordan le va muy bien, gracias", concluía la misiva.
Aunque la página esportsearnings le atribuye 11 000 dólares en premios este año, Dave asegura que su primogénito ya lleva más de 60 000 en toda su carrera. Cifra irrisoria comparada con los 30 millones en juego del Fortnite World Cup, que se disputará el último fin de semana de julio. Según Dave, el dinero que gane lo invertirá íntegramente en su hijo. Sin embargo, llama la atención que en el garaje familiar haya un Maserati (con la matrícula personalizada CRIMZ) para un chaval al que le quedan tres años para que pueda conducirlo legalmente.
Ya clasificado para las finales del mundial, habrá que ver si el plan de entrenamiento surte su efecto. Y en caso de que no logre tener un papel destacado, también puede ser interesante ver las consecuencias. ¿Será el momento en el que se vayan de vacaciones? ¿O quizá le castiguen teniendo que volver al cole?