Tras lo sucedido durante la cuarentena en mitad de competición, así como la marcha de Sleepy, coach de eMonkeyz, de la casa de los 'monos', ha surgido el debate de las Gaming House en España y su efecto real en los equipos.
A día de hoy se conocen pocas organizaciones de deportes electrónicos que no cuenten con una Gaming House o un centro de trabajo donde reunir a los jugadores para entrenar, convivir y hacer vida en general. Eso sí, nos referimos siempre a los grandes clubes con más financiación del mundo.
Por ejemplo, en LEC, todos los equipos, menos Origen, viven en Alemania en sus instalaciones preparadas con todo lujo de detalles para que su equipo se sienta como en casa. Cada organización tiene su estilo y su forma de plantear el habitáculo, pero, para hacernos una idea, esta es la casa de G2 Esports.
Se da por hecho que, en 2020, todos los grandes clubes deben tener un sitio donde, como mínimo, entrenar como equipo, y esta práctica en España también se cumple en la mayoría de los casos. En este artículo nos vamos a centrar en un caso de la Superliga Orange, y la pregunta de si son o no positivas las Gaming House.
Sleepy deja la Gaming House de eMonkeyz
Tras ver lo ocurrido con Sleepy, coach de eMonkeyz, me pregunté si las casas de los equipos son realmente positivas para los equipos, o si, en realidad, pueden provocar el efecto contrario en la disciplina, independientemente del título en el que compitan.
Sleepy argumenta que necesitaba volver a su casa por salud mental, sufriendo estrés y frustración dentro de la Gaming House, incluso afirmando que la ansiedad ha sido un factor clave para tomar esta decisión.
Si lo pensamos, estar en una Gaming House supone no desconectar de tu trabajo en ningún momento, pues aunque tengas descansos y rutinas para evitar esta situación, no dejas de estar en un espacio dedicado al equipo. Y esto una persona lo puede acusar.
Por ejemplo, Movistar Riders propone un ambiente diferente; un centro de entrenamiento (MEC) al que acuden los jugadores para entrenar, competir, hacer entrevistas o reuniones, mientras que tienen su propio piso donde vivir y hacer vida personal.
Esto tampoco es la panacea, pues los jugadores también se pueden sentir lejos de su entorno familiar al tener que vivir obligatoriamente en Madrid, pero al menos separan el lugar donde viven de donde trabajan, y esto es importante. Aunque, cuidado, también se puede convertir en una pesadilla.
Ojo, no siempre las Gaming House son negativas; os pongo el ejemplo de un título que domino perfectamente, Rocket League. G2 Esports estuvo a punto de descender a 2ª división de la 8ª edición de la RLCS; en la siguiente temporada, compitieron desde una Gaming House, y consiguieron ser campeones de la región tan solo unos meses después.
El caso de Sleepy no debe ser el único, y me da que hay varios equipos que están acusando también algo parecido. UCAM Esports ha empezado la temporada de verano fatal, muy por debajo de su nivel real y lejos de sus objetivos, algo parecido a MAD Lions Madrid, aunque los leones han acusado también un cambio drástico de roster.
No obstante, clubes como Giants, S2V o el propio eMonkeyz están cumpliendo una temporada excelente en lo que va de Superliga Orange, y todos ellos están en una Gaming House (o, al menos, casi la totalidad de su plantilla).
Conclusión: ¿positivo o negativo?
La realidad es que creo que es un poco de todo. Es positivo porque te concentras al máximo en tu objetivo, en entrenar, en ganar; haces relación con tus compañeros, puedes llegar incluso a ser sus amigos, y sientes que estás trabajando en los esports de verdad.
Por otro lado, también es negativo, porque sales de tu círculo cercano, te alejas de tus amigos, de tu pareja, de tu familia; puedes discutir con tus compañeros, o directamente, no llevar bien con ellos, no encajar, y considerar que son solo tus compañeros de trabajo, y no tus amigos.
Al final, todo recae en la figura del entrenador, del mánager, de la directiva y de los psicólogos en preparar a los jugadores. A muchos les dará igual estar en una Gaming House y entrenar las horas que hagan falta, pero a otros les afectará, provocándoles ansiedad, estrés y falta de motivación.
Todo depende de la persona en cuestión y cómo van las cosas en el equipo. Obviamente, cuando ganas todo, te sientes el Rey del mundo y tus compañeros son los mejores. Cuando no, el techo parece que cae poco a poco cual trampa de película. Me dejo en el tintero mil ejemplos, pero en definitiva, las Gaming House pueden ser necesarias, aunque, en algunos casos, pueden ser como una cárcel.