Los incidentes del fin de semana recuerdan los problemas a los que se enfrenta una industria con gran crecimiento pero que está todavía, en muchos sentidos, en pañales.
El Squid Game de Minecraft y el final de Egoland no solo han sido protagonistas por el interés que han generado por sí mismos, sino que también lo han sido porque un ataque DDOS hizo que todos los streamers residentes en Andorra viesen comprometida su conexión.
Este incidente tuvo, inevitablemente, un fuerte impacto en los datos de audiencia de todo el fin de semana, ya que los afectados vieron caer sus números —además de ser eliminados del Squid Game— y los que sí pudieron mantenerse en directo y jugar crecieron, destacando el caso de un Xokas que ha encadenado dos días consecutivos superando los 300.000 espectadores.
Pero también sirve para hacer una lectura sobre una industria en crecimiento que, a día de hoy, presenta tanto unos números espectaculares como una cantidad nada desdeñable de debilidades a las que debe poner remedio durante los próximos años si quiere seguir asentándose como una de las grandes alternativas en el mundo del entretenimiento.
Y es que la dependencia de una buena conectividad es solo la punta del iceberg. Es evidente que se ve más afectada por esto que otras actividades del mundo del entretenimiento, y de ahí la necesidad de tener un soporte fuerte detrás, pero no es, ni mucho menos, su único problema.
Otro de ellos también ha estado de actualidad: las audiencias. No hemos vuelto a escuchar aquello tan tramposo de que 'La velada del año' de que superaba en audiencia a la final de la Europa League, pero el buen dato de los premios ESLAND —más de un millón de espectadores máximos— sí hizo que se volviese a sacar pecha del tema.
Por eso vuelve a ser un buen momento para recordar la necesidad de auditar las audiencias para que tengan un valor real, porque en realidad todos los que tenemos proceden de las propias plataformas. Y, por supuesto, no es lo mismo audiencia española que audiencia global: sí, el mundo está globalizado, pero los mercados publicitarios están muy lejos de ese punto.
Todos estos frentes abiertos deben convertirse en una prioridad para una industria que está haciendo bien las cosas y que ha aprovechado la pandemia para llegar a un público al que hace dos años no apuntaba, pero que necesita unos buenos cimientos si quiere apuntalar este crecimientos.