The Last of Us
The Last of Us / HBO Max

La mejor adaptación de un videojuego

La serie de HBO Max ha terminado dándonos la razón a los que pensábamos que adaptar un videojuego a la pequeña (o gran) pantalla era tan solo cuestión de amor por la historia.

The Last of Us ha finalizado el recorrido de su primera temporada. El videojuego ha sido adaptado a la pequeña pantalla con un éxito rotundo y me ha parecido la mejor adaptación de un videojuego de toda la historia.

Siendo honestos, gran parte del trabajo la tenían hecha. Con calcar plano a plano las cinemáticas del juego ya podían haber conseguido una conversión excelente. Y lo que tenían a su alcance, lo han hecho. Hay escenas que han sido llevadas tal cual del videojuego a la televisión.

Pero no por eso ha sido una gran adaptación. La mejor, y no me importará decirlo todas las veces que considere necesario. HBO no solo ha pensado en el material original para hacer caja, cumplir cuotas o vendernos la serie. Junto a Naughty Dog ha demostrado tener amor incondicional por la historia. Es muy difícil hacer algo mal cuando lo quieres tanto.

Ese cariño se ha visto en todos los episodios. Del primero al último. No solo han acariciado con mimo las escenas que tenían que llegar del videojuego a la serie. También han halagado a la historia sabiendo diferenciarse en el camino.

La serie se ha tomado su tiempo para contar los orígenes del cordyceps, cuando en el juego era poco más que un apunte en un periódico. Hizo un parón en la trama principal para recrearse en una de las mejores historias de amor contadas en televisión. Una relación que se intuye en el videojuego, pero no se explora en ningún momento. The Last of Us también ha conseguido emocionarnos cuando aparecieron Henry y Sam. Todos ellos tenían en común su carácter secundario.

Y es que los personajes secundarios tienen una función muy distinta dependiendo del formato audiovisual. Es todo un acierto lo que ocurre con Tess, Bill, Frank o los hermanos Henry y Sam tanto en la serie como en nuestras PlayStation. Todos cumplen su cometido dentro de la historia, pero en la serie pedían más presencia y se la han concedido.

Por supuesto, The Last of Us no es perfecto. En ninguno de sus dos formatos. En la serie es curioso lo que ha ocurrido. Los personajes secundarios han sido mejor tratados que los principales. Obviamente, no existe ningún maltrato a un personaje de la serie, pero los protagonistas han acusado más las imperfecciones.

En parte, es lógico por su presencia en pantalla. Joel y Ellie —Pedro Pascal y Bella Ramsey— han estado maravillosos. Ni una pega. Pero si buscamos entre lo negativo, por poco que sea, nos damos cuenta de que algunas de sus decisiones en la serie han sido tomadas precipitadamente. Todo parece indicar que haya sido más un problema de montaje que de guion. HBO parecía prisionera de un problema temporal cuya única solución pasaba por la tijera.

Por ello, tenemos momentos donde se evidencian cortes en el montaje final. No quiero soltar spoilers groseros, pero hay decisiones de los protagonistas que parecen llegar sin venir a cuento. Joel tiene un cambio de opinión que es imposible de justificar con lo que se ve en pantalla. Algunos momentos con Ellie tampoco se libran: los problemas aparecen y se solucionan de la nada. También, por supuesto, algunos cambios con respecto al videojuego no quedan tan bien como se esperaba.

Pero da igual. A mí me han importado poco estos detalles, a pesar de que en otras producciones hubiera puesto el grito en el cielo. ¿Por qué? Por el amor que procesa la serie al juego, vuelvo de nuevo a ello. Sentir ese romance entre dos versiones de lo mismo no lo he vivido en ninguna adaptación hasta el momento. Arcane está muy bien. Y las dos películas de Sonic son graciosas y tienen guiños simpáticos. Mejor no hablemos de auténticos dolores de cabeza como todo lo rodado bajo el nombre de Resident Evil o ese bodrio llamado Assassin's Creed.

Si has leído mucho la palabra "amor" en este texto, no es por me encuentre en un momento romántico con la cercanía de la primavera. Qué va. Solo que el amor demostrado por los creadores hace que tolere sin problemas los fallos de la adaptación —evidentemente, los hay, pero no son considerables—. También los tiene el juego, aunque de eso va The Last of Us —de amor, en ocasiones llevado al extremo—. ¿Todavía creías que era una serie apocalíptica con zombis? Permíteme decir que estabas muy equivocado. En el juego, la acción es obligada. Se necesita incluir ese reto para el jugador. En la serie no era necesario.

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