Clash Royale fue el cebo de una estafa a miles de británicos
Clash Royale es un juego free-to-play y, como la mayor parte de los títulos que utilizan este modelo de negocio, permite acelerar el progreso con la compra de objetos mediante una moneda premium, que en su caso bautizaron como gemas.
Estas gemas se pueden conseguir —a un ritmo muy lento, eso sí— de forma gratuita, pero principalmente se obtienen mediante compras con dinero real. Por su importancia, desde el lanzamiento del juego, los jugadores han intentado obtenerlas de forma más barata o incluso gratis.
Ya hace más de un año, por ejemplo, se empezaron a 'banear' las cuentas de jugadores que habían comprado gemas de forma ilegal mediante soportes ajenos a la tienda oficial de Clash Royale, muchos de ellos vinculados con mercados asiáticos.
En verano de ese mismo año apareció una estafa que ofrecía gemas gratis a los jugadores pero que terminaba haciendo cargos mensuales en las facturas telefónicas, o en las cuentas de quienes entraban a la página en cuestión. La estafa se produjo a través del servicio Applicateka y, según ha desvelado El Confidencial, hay una empresa española implicada.
NRS Group, con sede en Villarreal (Castellón), ha sido sancionada con 200 000 libras esterlinas por la Phone-paid Services Authority (PSA) británica al entender que tienen responsabilidad en el fraude, aunque reconocen que no fueron ellos los que introdujeron el malware por el que se obró la estafa en el mercado.
Para realizar el timo, se ofrecía a los jugadores 90 000 gemas gratuitas mediante la introducción de un código en una web creada para la ocasión, Payforit. Una vez se accedía a dicha página, los usuarios se suscribían automáticamente a Applicateka, un servicio que les cobraba 4,5 libras cada semana.
El malware fue introducido por mGage, una agencia de marketing contratada por NRS, y creaba la suscripción a Applicateka únicamente mediante el acceso a la página web. NRS ha mostrado, según explica El Confidencial, su disconformidad con la sentencia y ha destacado que en cuanto tuvieron conocimiento del malware cancelaron las suscripciones e instaron a su proveedor a que devolviese el dinero a los afectados. Esta proactividad para hacer los reembolsos, de hecho, ha sido considerado un atenuante en la sentencia.