Adiós a Ocelote: el alma de G2 y el Lobo de los Esports
En todos los años que llevamos encontrándonos personalmente, jamás hubiéramos imaginado una salida tan inesperada y al mismo tiempo coherente con el espectáculo que es Carlos Rodríguez. Un bofetón de recordatorio sobre la importancia de la imagen, algo que le hemos visto cultivar con minuciosidad.
No sería raro que en los próximos meses a Carlos Rodríguez 'Ocelote' le llegara una oferta de algún avispado productor cinematográfico ofreciéndole un biopic, y que él mismo se ofreciera a protagonizarla. La suya ha sido una vida de película, y el petardazo final de su carrera (hasta ahora) no podía ser más del gusto hollywoodiense.
Me crucé por primera vez con mi tocayo en Alemania allá por 2017, cuando ya era una leyenda pero todavía no había tocado la cima de sus excentricidades, y sin ser yo un mitómano desde luego me quedé con muchas ganas de volver a encontrármelo. En un mundo de personalidades entre reservadas y anodinas, un CEO gritón y explosivo era un sueño para cualquier periodista.
No hablamos mucho tras la introducción de Sendo y la compañía de Mithy, y por alguna razón, incluso siendo cuatro españoles los que estábamos en el grupo, la conversación fue en inglés. “No me salen algunas palabras”, explicó Ocelote entonces sobre la elección de idioma, y sentirse más cómodo en un idioma foráneo era un síntoma de las ambiciones del madrileño.
No tardamos en vernos de nuevo, y aunque era durante una competición de la fase regular de la LCS, su tono era igual de exaltado que en una final. Mucho ‘fuck yeah’, mucha pasión y un protagonismo innato que casi hacían de él el mejor plano a grabar en vez de lo que estaba sucediendo en la Grieta.
“Mi película favorita es El Lobo de Wall Street y quizá Gladiator”, nos dijo en una larguísima (y accidentada entrevista). Cumplidor hasta el final, un grave problema familiar le impidió atendernos en Berlín tras un despliegue enorme para The Gaming House, y Ocelote se ofreció para atendernos de una manera todavía más personal que la que habíamos planteado inicialmente. Nos invitó a su casa, literal, y allí veías que lo suyo no era una pose.
Igual que en las pelis de Leo DiCaprio o Russell Crow, sus ganas de trascender en lo que hacía, de ser el número uno y de llevar su empresa a la cima era el motor único de su vida, bien compartimentada incluso en lo familiar porque tenía una fórmula única de incluir a sus seres queridos en una rutina extenuante. “Es que me encanta lo que hago, no querría ser otra persona en el mundo”, llegó a decirnos.
Cualquiera que le siga en redes sabe de su pasión por compartir y hablar a followers de manera rimbombante, de hacer de una salida a tomar café un evento único, de casi parecer que está leyendo un guión de los buenos. Aunque a estas alturas suene obvio decirlo, él es así detrás de las cámaras, y eso hay muy pocas personas que puedan decirlo en el planeta. Muchas menos en el cargo que él ocupaba hasta ayer.
Thank you 🚀 pic.twitter.com/2kL25RutfQ
— 😌 CarlosR ocelote ❤️ (@CarlosR) September 23, 2022
Acostumbrado a hacer lo que le da la gana (“quiero llegar a presidir el Real Madrid”, nos decía como objetivo no sabemos si serio), una disoluta vida social le llevó a juntarse con un personaje infame de internet: Andrew Tate. Imagínate a un Borja Escalona multimillonario, machista, homófobo, vendehumos y propietario de numerosos casinos en Rumanía. Casi parece un malo de James Bond, por lo que su frase de solo faltaba que “vigilasen sus amistades” en redes no parece la más acertada. “Ahí dibujo la línea”, sentenció.
Resultó ser la línea de meta en G2 Esports, muchísimos metros antes de lo que nadie hubiera imaginado y por un motivo que le tiene “destruido a nivel personal”. Lo dijo en un discurso de los suyos, improvisado en la calle frente a un escaparate pero que parece increíble que no se lo dictara un oscarizado guionista. De verdad espero que la peli no termine aquí, porque -lo ames o lo odies- vaya personaje formidable.
