China se toma en serio los esports
La pasada semana, el ministro chino de Recursos Humanos y Seguridad Social, Zhang Jinan, anunció que quince nuevas profesiones serán reconocidas en el país. Entre ellas, hay dos relacionadas con los deportes electrónicos: operario de esports y profesional de esports.
La primera hace referencia a aquellos que trabajan organizando competiciones de deportes electrónicos y todo lo relacionado con ellas, mientras que la segunda es para aquellos que compiten, que actúan de cualquier forma en un evento de esports o que entrenan con jugadores profesionales.
Curiosamente, entre las tareas propias del profesional de esports el Gobierno chino ha incluido el boosting de cuentas. Esta práctica supone subir de rango las cuentas de otros jugadores de menor nivel a cambio de dinero y, en general, está fuertemente penalizada por los desarrolladores de los videojuegos y las competiciones, que han sancionado en diversas ocasiones a jugadores profesional por ello.
En cualquier caso, China sigue situándose como un país a la vanguardia del reconocimiento a los deportes electrónicos. Las competiciones profesionales son muy populares allí, y no es raro que a la hora de hablar de audiencias se distingan datos con audiencias chinas y sin ellas, porque elevan los datos hasta cifras astronómicas.
Deportivamente, los chinos son una de las principales potencias en varios títulos, destacando especialmente los MOBA como League of Legends o Dota 2, por ejemplo. En los pasados Juegos Asiáticos, en los que los esports participaron como deporte de demostración, lideraron el medallero con dos medallas de oro —LoL y Arena of Valor— y una de plata —Clash Royale—.
El reconocimiento de los deportes electrónicos es algo que está avanzando de forma muy desigual en el mundo. Mientras países asiáticos como la propia China o Corea del Sur son pioneros en este aspecto, en Europa la situación está siendo algo más compleja.
Resulta especialmente curioso el caso de Alemania, ya que por una parte ha avanzado en materia legal tras adoptar una política de visados para los jugadores de esports muy similar a la de los deportistas tradicionales, pero le está siendo negado el reconocimiento como deporte.