Los deportes tradicionales y los esports siguen, poco a poco, convergiendo y creando vínculos entre sí. El último caso conocido es el de Taylor Fritz, joven promesa del tenis norteamericano que actualmente está en el puesto 68 del ranking ATP.
En este Wimbledon estuvo muy cerca de derrotar a la tercera mejor raqueta del mundo, el alemán Alexander Zverev. El parón del encuentro por falta de luz privó de una victoria de mucho prestigio a Fritz, un deportista que va asentándose cada vez más en los grandes torneos.
El americano, en una entrevista concedida al portal inews, habló sobre su gran habilidad con los mandos: "Soy muy muy bueno en los videojuegos. Bromeo sobre que, si no triunfo en el tenis, tendré que meterme en los esports. Diría que estoy cerca de ese nivel".
Para Fritz, los esports no son una distracción para su carrera. Todo lo contrario, son una herramienta útil: "Cuanto más feliz estés, mejores serán la mentalidad en la gira y, generalmente, los resultados. Cuando estás solo, después de haber estado seis u ocho horas jugando al tenis o realizando actividad física, los videojuegos me hacen feliz".
La temporada pasada una lesión le permitió mejorar mucho en FIFA y ser uno de los 100 mejores jugadores en Norteamérica. Pero, como al otro lado del charco son muy pocos los gamers que ganan dinero jugando a la saga de EA (solamente los diez mejores), el tenista está invirtiendo muchas más horas a Fortnite, en el que reconoce que es "extremadamente bueno".
Además, Fritz no es el único tenista del circuito que también juega a FIFA. Tanto Jack Sock como Nick Kyrgios dedican tiempo al título de EA, en el que Fritz se muestra superior al resto: "Gané dinero apostando contra muchos jugadores. Piensan que me pueden ganar a FIFA, pero nadie está a mi nivel".
LOS ESPORTS Y EL TENIS, MÁS QUE RELACIONADOS
Fritz afirma que sus aptitudes en el tenis le ayudan en los videojuegos: "Algunas de las cosas que me hacen bueno en el tenis me hacen bueno en los videojuegos, como la coordinación mano-ojo, los reflejos y ser bueno bajo presión".
Quizá haya un nexo entre los videojuegos y la gran racha que lleva de ganar 12 de los 14 tie breaks que ha disputado en el set decisivo: "Piensas en algunas situaciones en un partido de tenis, en el dinero que está en juego, yo no me pongo nervioso con eso. Pero luego te pones nervioso en un videojuego cuando estás a punto de ganar".
La inmersión en los esports ha llevado naturalmente a Fritz a explorar cómo el análisis (datos y tecnología de vídeo) puede mejorar su propia carrera deportiva. "En el tenis definitivamente hay mucho espacio para ello por el simple hecho de cómo juega cada tenista: las tendencias de cada uno y lo que les gusta hacer", reflexiona. "Cuando miro un vídeo, estoy buscando dónde va a sacar en los puntos importantes, así que tal vez pueda obtener la ventaja a la hora de restar. O a la hora de sacar veo qué golpeo es más probable que realice mi oponente en esta situación".
Aun así, antes de sus partidos más importantes, Fritz modera el uso de videojuegos: "Suena tonto, pero puede ser mentalmente agotador".
A pesar de su juventud, el tenista se casó a los 18 años con Raquel Pedraza, una estadounidense que jugó brevemente en el circuito profesional, y ya es padre de un hijo. Cuando está con ellos, los esports se detienen: "Tengo muchas ganas de que sea un poco mayor y pueda viajar más. Cuando estoy con ellos, trato de pasar todo el tiempo que puedo con mi hijo y mi familia".
Taylor Fritz nos muestra que los deportes tradicionales electrónicos pueden tener una relación colateral. Toca seguir de cerca la estela del estadounidense y ver, si en un futuro, se pasa al bando de los esports.
Imagen de cabecera: AELTC/ Thomas Lovelock