Overwatch puede estar muy cerca de recibir una secuela y nos plantemos cómo afectaría la confirmación de esta noticia a sus deportes electrónicos.
Overwatch podría estar muy cerca de recibir una secuela ya que, a las puertas de la BlizzCon —cita en la que Blizzard acostumbra a hacer las grandes revelaciones sobre sus nuevos lanzamientos—, se han intensificado los rumores acerca de Overwatch 2.
Al respecto ha destacado un artículo de ESPN Esports en el que aseguran que han tenido acceso a un documento que contienen información sobre este nuevo título, que contará con un nuevo logo, nuevos modos de juegos, mapas, héroes y más características PvE (siglas en ingles de 'jugador contra entorno').
La posible secuela de Overwatch lleva rumoreándose desde hace bastante tiempo y esos rumores ganaron peso el pasado mes de junio, cuando Kotaku adelantó que habían cancelado un nuevo shooter ambientado en StarCraft para dedicar más recursos a Diablo 4 y a Overwatch 2.
Jason Schreier, redactor de Kotaku, aseguraba en Twitter que por lo que él sabía estaba más centrado en el PVE y que pensaba que lo combinarían de alguna forma con el jugador contra jugador (PvP) del Overwatch original. Esta reflexión va en la misma línea de lo publicado por ESPN, que ha destacado como novedades multijugador un modo llamado Push y un nuevo mapa centrado en Toronto.
El hipotético lanzamiento de Overwatch 2, que podría confirmarse el próximo fin de semana, lleva aparejado una gran incógnita: ¿qué pasará con la Overwatch League? La mayor liga de Overwatch del mundo es un proyecto por el que los clubes participantes han apostado muy fuerte y un juego que sustituya Overwatch plantea varios interrogantes.
Y es que dentro de los deportes electrónicos encontramos que los títulos más potentes son aquellos que se han mantenido a lo largo del tiempo. Es el caso de League of Legends y Dota 2 o de Counter-Strike: Global Offensive, cuyo lanzamiento se remonta al año 2012. Lo normal sería que Overwatch 2 sustituyese a la primera entrega, como pasa cada año con los juegos deportivos o, especialmente trascendente para el caso que nos ocupa, Call of Duty, propiedad también de Activision Blizzard y que este año tendrá su propia liga franquiciada.
El problema es que puede afectar al equilibrio de poder y, en caso de que la jugabilidad cambie mucho, trastocar gravemente el ecosistema competitivo. La mayor parte de los precedentes —incluyendo juegos como el LoL, que cada año se renuevan por completo— nos dicen que no tiene por qué tener tanto impacto, pero a buen seguro que por Blizzard ronda el fantasma de Starcraft, ya que la sustitución de Brood War por Starcraft II hirió gravemente la popularidad del juego como esport.