¿Será Artifact un esport?
Artifact es el nuevo juego de Valve en colaboración con Richard Garfield, el creador de Magic: The Gathering. Este título, que formará parte del universo de Dota 2, estará dentro del género de Juego de Cartas Coleccionables y profundamente inspirado en el MOBA de Valve no solo en las temáticas de las cartas, sino también en la propia mecánica del juego.
Quizás uno de los aspectos que lo hace más interesante y que lo aleja de los juegos dominantes en el género —principalmente Hearthstone— es que la partida se disputa en tres tableros simultáneamente, tratando de emular la experiencia en tres líneas de Dota 2.
Estos tres tableros utilizarán algunos recursos comunes, tales como el oro o las cartas de mano, pero a su vez serán relativamente independientes contando con su propia cantidad de maná y su estadística de vida propia. Así, cada línea tendrá su propia torre que los jugadores tendrán que derribar para ganar la partida.
Para conseguirlo, habrá dos vías posibles: tirar dos de las torres —cuarenta de vida cada una de ellas— o una de ellas y posteriormente acabar con el Ancestro, que cuenta con el doble de puntos de vida que las torres. Para hacer daño, habrá varios tipos de cartas, desde héroes a esbirros, que se jugarán solos cada turno y que actuarán de forma autónoma.
En cualquier caso, la mecánica del juego será más compleja de lo que acostumbran otros títulos de cartas de éxito y requerirá de una planificación mayor, teniendo en cuenta tanto las jugadas a medio plazo como mantener una visión general de cómo avanza la partida.
¿DEPORTE ELECTRÓNICO?
Hay algunos elementos que hacen suponer que puede llegar a tener su nicho como deporte electrónico. El primero de ellos es, sin duda, que han asegurado que no será un pay-to-win. Esto no significa que no vaya a haber cartas raras y que exigirán gastar bastante dinero para conseguirlas, pero estas no serán especialmente poderosas y su obtención responderá a un deseo más orientado al coleccionismo o por su atractivo visual. Eso sí, el juego no será gratuito, sino que costará veinte euros y dotará a los jugadores de dos mazos de 54 cartas cada uno y diez packs, que según se apunta tendrán doce cartas cada uno.
Además, el acceso a las cartas promete ser más sencillo que en otros títulos gracias a un mercado de compraventa de cartas con dinero real, que permitirá a los jugadores ir directamente a por las cartas que necesiten —siempre que estén dispuestos a comprarlas— sin tener que depender del azar.
Por último, tener detrás a Valve hace que desde el aspecto económico Artifact aspire a alcanzar cifras astronómicas. De hecho, ya se ha anunciado que a comienzos de 2019 se disputará un torneo con un millón de dólares en premios, cantidad que no muchos juegos han llegado a repartir en tan solo un torneo. También se rumorea que saldrá una suerte de Battle Pass similar al de Dota 2 que hinchará estas cantidades.
Artifact no saldrá a la venta hasta el mes de noviembre, pero ya se encuentra en beta cerrada para miembros de la comunidad competitiva de juegos de cartas y desarrolladores, y a partir de octubre se ampliará a todos aquellos asistentes a The International 2018 que tuviesen vinculada su cuenta de Steam a las entradas.