Las comparativas son odiosas, pero en ciertos momentos son el mejor recurso para explicar una situación que resulta complicado de entender, asimilar o aceptar. Esto es lo que ocurre y necesita Fortnite, el fenómeno que está conquistando el mundo de los videojuegos y que empieza a meter miedo en los esports.
Antes de meternos en el grueso de la comparativa, es necesario poner en situación a nuestros lectores, por si acaso alguno vive en un burbuja ajeno a los dos sectores sociales que dominan la vida cotidiana, el fútbol y los videojuegos.
En 2012, Diego Pablo Simeone se hizo cargo de un Atlético de Madrid que venía de una gran época futbolística, pero que necesitaba un cambio importante tanto en estilo de juego como en filosofía.
Por su parte, Fortnite llegó a nuestras vidas el 25 de julio de 2017, con un éxito bastante cuestionable con su modo Salvar el Mundo. La llegada del Battle Royale fue un soplo de aire fresco para un juego que comenzaba a catalogarse de fracaso. ¿Véis las primeras similitudes?
Desde la llegada del Cholo al Atlético de Madrid, en el club se estableció una filosofía muy clara. Juego intenso, agresivo y concentrándose en defenderse para minimizar los errores y conseguir explotar los errores que pueda cometer el rival.
Esto suscitó muchas críticas por parte de la comunidad futbolera. Le acusaron de ser demasiado agresivo, llegando a rozar límites antideportivos, y de ser raquítico. En pocas palabras, fue considerado durante muchos años como el antifútbol de equipo pequeño.
Cuando Fortnite Battle Royale llegó al mercado, sufrió una serie de críticas parecidas. La comparativa con PUBG, dominador de la época en la que apareció, le dejaba como un título para niños, con gráficos malos… En definitiva, una copia barata que simplemente quería unirse a una moda, pero que no iba a poder llegar a nada.
Pero, al final, el trabajo duro, la confianza en una idea y el tiempo terminan por ser siempre un sinónimo de justicia. Esto es lo que le ha pasado a ambos conjuntos. Por un lado, los colchoneros encadenaron dos años fantásticos, consiguiendo una Copa del Rey en la temporada 2012-2013 y la Liga en la 2013-2014.
Por su parte, Fortnite ha dejado a todo el mundo boquiabiertos y va de récord en récord, sobre todo con sus últimos torneos con un "formato mucho más competitivo". En cuanto a número de jugadores no tiene rival, y sus audiencias tanto en Twitch como en Youtube son prácticamente imparables y difíciles de igualar, aunque no sea por ellos mismos.
Además, para terminar con el paralelismo, su situación actual es bastante similar. Los dos han conseguido establecerse y ganarse el respeto de todo el mundo. Sin embargo, todavía les falta dar ese salto de calidad para poder ser considerados como auténticos gigantes.
Al Atlético de Madrid le falta ganar una Champions League, aunque estuvo cerca en dos ocasiones. Este trofeo te otorga un estatus que no se puede adquirir de ninguna otra manera, ya que una vez lo tienes en tus vitrinas tienes un argumento irrefutable contra las críticas.
Fortnite, por su parte, vive una situación muy similar y tiene su propia bestia negra en casa, como el Atlético con el Real Madrid. A pesar de que nadie puede dudar del éxito de los torneos que han realizado, les ha faltado culminar con un modo espectador acorde al ritmo y nivel de las partidas.
Ahora están ante una oportunidad de oro. Los dos, con sus respectivas diferencias de tiempo, de dificultades por el camino… tienen todos los ingredientes para triunfar y ser recordados como leyendas, sobre todo porque no hay otros sectores más efímeros que estos dos, y al final solo quedan en la memoria las grandes gestas. Veremos que ocurre.