Desde que llegué a esta redacción, hace ya casi un año, he mantenido un mismo discurso: "Vitality va a hacer algo grande esta temporada''. Nunca se me tomó demasiado en serio.
El equipo francés completó una temporada bastante buena, aunque con errores importantes de desconexión, y terminó clasificándose para los Worlds como el segundo mejor equipo de Europa.
Al final no iba tan desencaminado como parecía en los primeros meses del año. El sorteo de los Worlds volvió a ser un un jarro de agua fría para las esperanzas de los aficionados del club galo.
Quedar encuadrado con Royal Never Give Up, Gen.G y Cloud9 no era precisamente una invitación al optimismo. Pero, a pesar de ello, yo le veía con opciones reales de clasificarse para los cuartos de final, gracias principalmente a su estilo de juego.
Nos hemos cansado de verlo en Europa en los duelos al mejor de uno. Picks agresivos, completamente fuera del meta, pero que terminan convirtiéndose en una pesadilla para sus rivales.
Y, cuando llegó el momento de la verdad, ocurrió lo que tenía que pasar: Vitality se llevó una victoria ante Gen.G, vigente campeón del mundo hasta el 3 de noviembre, gracias a una composición muy agresiva y a un Daniele 'Jiizuke' di Mauro espectacular con Ekko. Ahí ya no me sentía tan solo.
Sin embargo, la ilusión por pasar de grupos se disipó un poco tras la derrota ante Cloud9 y RNG; si bien la realidad es que habían demostrado algo que invitaba al optimismo.
Esto nos sitúa en el pasado domingo a las 10:00. Vitality comenzó el día ganando de forma sorprendente a RNG con un Amadeu 'Attila' Carvalho que destrozó al mejor jugador del mundo, Jian 'Uzi' Zi-Hao, gracias un gran Draven.
En ese momento mi rigor periodístico dejó paso a una sensación de emoción e ilusión por una posible machada por parte de Jiizuke y compañía.
Y parece que eso no me ocurrió a mí solo. Por Twitter los mensajes de apoyo se multiplicaban por momentos y el sofá de mi casa se empezó a llenar de gente que también había empezado a creer.
Os podéis imaginar la sensación y la situación en el momento en el que Nocturne consigue eliminar a Draven y Cloud9 gana la partida y elimina a Vitality.
Sin embargo, el momento de tristeza dejó paso a un orgullo tremendo. Un equipo formado por jugadores que habían estado compitiendo en España hace un año había ganado al actual y al futuro campeón del mundo, algo bastante difícil de imaginar, menos para unos pocos.
Por este motivo, terminar esta firma de opinión de otra forma que no sea dando las gracias es algo que no se puede aceptar. Es cierto que nadie recuerda a los perdedores, algo con lo que estoy de acuerdo, pero, al igual que Misfits hace un año, este equipo ha conseguido ilusionar a Europa y sentar a todos los fans de League of Legends delante de una pantalla.
*Imagen de cabecera propiedad de LoL Esports.